Alicante es una ciudad con una población cercana a los 350.000 habitantes. Su conurbación se calcula en unos 800.000, y el año 2019 visitaron la ciudad casi cinco millones de personas. Pero su vicealcaldesa se aburre. La naturaleza la bendijo (a la ciudad, no a la vicealcaldesa) con una belleza y clima excepcionales, y con unas gentes amables, por lo que el turismo es, no ya uno de los motores, sino el indiscutible motor de la ciudad. Pero su vicealcaldesa se aburre. Tiene una tasa de paro de casi el 20% (2019). Pero su vicealcaldesa se aburre. Las sucesivas corporaciones municipales arrastran, desgraciadamente, problemas de corrupción que harían enrojecer a cualquiera. Pero su vicealcaldesa se aburre. Ha habido ya 3.323 positivos por coronavirus y han fallecido 347 personas. Pero su vicealcaldesa se aburre.
Pues mire señora Sánchez, le falta usted al respeto en primer lugar a todos los familiares de las personas que han fallecido, a los que durante su “aburrimiento” podía haber llamado por teléfono (seguro que usted tiene uno o varios corporativos) para ayudarles a sobrellevar la amargura de una tragedia como la que se les ha venido encima. Le falta usted al respeto a los todos ancianos que están en las residencias, a los que podría usted haber visitado (seguro que la Policía Local la deja salir, y si no coja una bolsa de Mercadona) y conocer de cerca su dura realidad. Le falta usted al respeto a los funcionarios del ayuntamiento de Alicante que, con la situación actual, cada mañana salen de su casa y acuden a su puesto de trabajo, o se “conectan” al mismo si las funciones de su puesto le permiten teletrabajar, a los que podría enviar una carta animándoles y agradeciéndoles su esfuerzo y su sentido de la responsabilidad. ¿Se imagina lo que pensarán de usted esta mañana? Le falta usted al respeto, en fin, a todos los demás alicantinos que se desplazan a su trabajo, sea el que sea, y esté donde esté. Le falta usted al respeto a todos los ciudadanos que se quedan en su casa, cumpliendo las órdenes del Gobierno y salen a aplaudir a la ocho porque es lo único que pueden hacer. Imagino que usted no tendrá la cara dura de salir a aplaudir. Fíjese usted, señora Sánchez si podría hacer cosas para no aburrirse.
Y ahora pide usted disculpas. No basta señora Sánchez, no basta. Se disculpa uno cuando llega cinco minutos tarde a una reunión, cuando se presenta vestido inadecuadamente a un acto, cuando redacta y publica un texto con faltas de ortografía. Pero cuando se falta al respeto de una forma notoria y pública (hay que ser tonta del haba para colgar el vídeo en la red) a los ciudadanos que la eligieron, la disculpa es, claramente, insuficiente.