Mopongo
Eso lo sabe el más lerdo
El primo de Zumosol
Donde dije digo...
DE NUEVO LA BANANA
«Gente gorda»
EL DIPUTADO ERREJÓN
¡Oh, tú!, Amnistía
A Sísifo
De tomates, y otras frutas y hortalizas
¡Qué dura es la vida!
DESARME, ALTA VELOCIDAD Y…SUS CONSECUENCIAS
DINKS
Calafatear
Las elecciones y el «Efecto Casandra»
«Hasta el último ucraniano»
De Odiseo a Proserpina
A la Bandera le da igual
As bestas
El Día de la Marmota
«Cambalache»
Los Reyes Magos y el anarquismo
¡Si hubiéramos ganado el Mundial!
Acción de Gracias
Fútbol y Derechos Humanos
¡Oiga, yo ni un duro…!
Querido Pablo
Los Cinco
Unidas...ya no Podemos
Proponer o no proponer...
El cencerro
La V invasión vikinga
El Metaverso
Transporte público
El Silbo gomero
El Emérito ¡eh!
Vaya racha
El faltoso
Un pelotón de soldados
No a los polvorones
Voluntad de Vencer
Habitación “suite”
Efecto Tanxugueiras
No queda, solo hay fila quince y detrás de la columna.
La "mesa" de Putin
Ponnos un güisqui
FILOMENA: EL FIN DE UN MITO
EL NEGOCIADOR QUE LO NEGOCIE...
NO SE PREVIÓ
FISCALIDAD PROGRESIVA
Ocurrió en el Hospital General Universitario de Alicante. Una mujer de 31 años sufrió un choque anafiláctico que los facultativos asociaron con una alergia a la penicilina. Hasta aquí nada especial, más allá del desgraciado accidente. Pero resulta que la mujer en cuestión conocía su alergia y por supuesto no había tomado ningún medicamento que contuviera penicilina. ¿Qué paso entonces? Pues los sesudos doctores de urgencias, tras darle muchas vueltas al asunto y recabada toda la información, en su conclusión afirmaron que la única explicación viable era que su pareja, a la que la mujer había practicado sexo oral y que sí estaba tomando amoxicilina, fuese la causante del problema a través de su esperma.
Las tres religiones del Libro no conciben la sexualidad más que dentro del ámbito de la reproducción. Condenan pues (en público), cualquier otra forma de arte amatoria que distraiga a los copulantes del objetivo principal, ya que si el esperma no se vierte donde debe, pues es un desperdicio. Para más inri, la participación activa de la boca en el juego sexual empeora las cosas, ya que ésta se considera el órgano por el que se vierte la “la palabra y la verdad” y no está para otro tipo de “porquerías”.
Los varones adolescentes de mi generación, crecimos soñando con felaciones imaginadas. Creo que ahora las cosas habían cambiado; pero ¡ay! nunca falta un roto para un descosido, y cuando parecía que las generaciones postconstitucionales habían consolidado determinadas libertades sexuales, viene esto y ¡zas! Porque si ya era complicando establecer un protocolo viable que garantizara un “sí quiero” rotundo y sin ningún género de dudas, ahora hay que recordar que cuando salga la cuestión de: en tu casa o en la mía, además habrá que añadir: oye ¿tú no serás alérgica al marisco?
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