Mopongo
Eso lo sabe el más lerdo
El primo de Zumosol
Donde dije digo...
DE NUEVO LA BANANA
«Gente gorda»
EL DIPUTADO ERREJÓN
¡Oh, tú!, Amnistía
A Sísifo
De tomates, y otras frutas y hortalizas
¡Qué dura es la vida!
DESARME, ALTA VELOCIDAD Y…SUS CONSECUENCIAS
DINKS
Calafatear
Las elecciones y el «Efecto Casandra»
«Hasta el último ucraniano»
De Odiseo a Proserpina
A la Bandera le da igual
As bestas
El Día de la Marmota
«Cambalache»
Los Reyes Magos y el anarquismo
¡Si hubiéramos ganado el Mundial!
Acción de Gracias
Fútbol y Derechos Humanos
¡Oiga, yo ni un duro…!
Querido Pablo
Los Cinco
Unidas...ya no Podemos
Proponer o no proponer...
El cencerro
La V invasión vikinga
El Metaverso
Transporte público
El Silbo gomero
El Emérito ¡eh!
Vaya racha
El faltoso
Un pelotón de soldados
No a los polvorones
Voluntad de Vencer
Habitación “suite”
Efecto Tanxugueiras
No queda, solo hay fila quince y detrás de la columna.
La "mesa" de Putin
Ponnos un güisqui
FILOMENA: EL FIN DE UN MITO
EL NEGOCIADOR QUE LO NEGOCIE...
NO SE PREVIÓ
FISCALIDAD PROGRESIVA
El diputado Errejón
nos ha dejado pasmados
cuando sin aviso previo
—o al menos eso han contado—,
se ha pregonado urbi et orbi
que es un Don Juan trasnochado.
La vida te da sorpresas:
sorpresas te da la vida.
Y resulta que detrás
de esa figura escurrida,
sus pantalones de pijo
y sus camisas ceñidas
escondían un Sileno
como nadie suponía.
Como no ha sido soldado,
Errejón nunca ha aprendido
qué los hombres educados
saben que deben pedir
permiso para empezar,
permiso para seguir,
dar gracias al terminar,
y cuando se quieren ir
nunca olvidar preguntar
si hay que cerrar al salir.
Claro que tampoco ayuda
haber sido diputado.
Porque allí en el hemiciclo
están tan juntos sentados
—y se pasan todo el día
tocándose los cojones
en sentido figurado—
que no es raro que confundan
sus huevos con los de al lado.
Lo despistó el que fue lema
y emblema de su partido;
qué proclamó petulante
—y conjugó en modo altivo
obviando el interrogante—,
el verbo en indicativo.
Y de tanto repetir
«Sí se puede, Sí se puede»,
Errejón no se dio cuenta
qué meterse en una cama
siempre ha sido un vicio regio
—si no te invita la dama—,
pero nunca un privilegio
de un alma republicana.
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3 respuestas
Se puede decir más fuerte pero no más claro.
Ja, ja, ja, es genial. Gracias por compartir con nosotros tus partos.
Me encanta tu frescura e ironía para cantar las cuarenta sin jugar al «tute»