A mi padre
El volcán
El año que no hubo otoño
L´Estruendu
SOLEDAD DE FLORES MUERTAS
LA ESTELA
Tiempos de amor, honor y guerra en el Bierzo
La higuera
Aprehender el tiempo
Mi casa
El héroe en la batalla
Las mariposas del río
Ese mundo…ya no está
El río
Seis octavas para un recuerdo
Solo te recito un verso
Cántaros y agua
«Ocurrió en un mes de octubre...»
Castilla
Estaba tan cerca
La silla vacía: En recuerdo de Pepe Fuster
Primer finalista en el «I Certamen de Poesía “Ars Magna” ciudad de Astorga»
El héroe en la batalla
Hendido en el esfuerzo su costado:
grave y formal, desmenuzaba el miedo;
y con gesto firme y ademán calmado
—proclamando lo excelso de su credo—,
se aceptaba soberbio en su pecado
aceptando el destino con denuedo.
Y casi sin apenas masticar,
dolor y miedo tuvo que tragar.
Estaba —como todos—, prisionero
del valor que a la fuerza lo impulsaba:
forjado a fuego por un cruel herrero.
Pero cuando sus ojos me miraban,
detrás de aquel afán tan altanero,
un lamento mudo lo traicionaba.
Y su frente perlada de sudor,
fruncida, reflejaba su temor.
Tal vez, si ruego al dios en que no creo
—se dijo por lo bajo en su amargura—,
misericorde acceda a mi deseo,
y se avenga a pactar una conjura
que alivie esta miseria que acarreo.
Y en el postrer instante de cordura
amalgamó palabras al azar
tratando inútilmente de rezar.
Se humilló, finalmente, ante la muerte;
¡le suplicó buscando otra salida!
Le respondió que no, no tuvo suerte:
«Esta aventura será solo de ida,
y tu cuerpo retornarán inerte;
no hay nada en tu destino que lo impida.
Reúne, pues, lo parco del bagaje
y zurce las costuras del coraje».
Cuando cesaron todas las proclamas
y en el fango se hundieron los clarines,
quedaron sobre el campo las jindamas:
despojos del dolor de los más ruines.
Barrió el viento las últimas soflamas
y el postrer tremolar de banderines;
y amontonando aquellos cuerpos yertos
enterraron los vivos, a los muertos.
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Un comentario
Genial, Luis. Muchas gracias por hacernos partícipes de tus obras.