Mopongo
Eso lo sabe el más lerdo
El primo de Zumosol
Donde dije digo...
DE NUEVO LA BANANA
«Gente gorda»
EL DIPUTADO ERREJÓN
¡Oh, tú!, Amnistía
A Sísifo
De tomates, y otras frutas y hortalizas
¡Qué dura es la vida!
DESARME, ALTA VELOCIDAD Y…SUS CONSECUENCIAS
DINKS
Calafatear
Las elecciones y el «Efecto Casandra»
«Hasta el último ucraniano»
De Odiseo a Proserpina
A la Bandera le da igual
As bestas
El Día de la Marmota
«Cambalache»
Los Reyes Magos y el anarquismo
¡Si hubiéramos ganado el Mundial!
Acción de Gracias
Fútbol y Derechos Humanos
¡Oiga, yo ni un duro…!
Querido Pablo
Los Cinco
Unidas...ya no Podemos
Proponer o no proponer...
El cencerro
La V invasión vikinga
El Metaverso
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El Silbo gomero
El Emérito ¡eh!
Vaya racha
El faltoso
Un pelotón de soldados
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Voluntad de Vencer
Habitación “suite”
Efecto Tanxugueiras
No queda, solo hay fila quince y detrás de la columna.
La "mesa" de Putin
Ponnos un güisqui
FILOMENA: EL FIN DE UN MITO
EL NEGOCIADOR QUE LO NEGOCIE...
NO SE PREVIÓ
FISCALIDAD PROGRESIVA
Los informativos han pasado como de puntillas por encima de la noticia. “El Papa se quedó ayer encerrado veinticinco minutos en un ascensor”.
Sin embargo, yo creo que ha intentado escamotearse a la feligresía la importancia de una noticia que tiene una transcendencia mucho mayor. Algo que puede remover de nuevo dogmas esenciales de la religión Católica.
Que usted o yo, simples mortales, nos quedemos encerados en un ascensor, pues no pasa de ser una situación incómoda, que en algún caso y ante la presencia de determinadas fobias, o de una perentoria necesidad evacuatoria, puede adquirir algún tinte dramático. Pulsamos el botón de la alarma y esperamos pacientemente a que el técnico de la empresa nos saque del apuro. Pero ¡El Papa! ¡El sucesor de Pedro!
Imagino los nervios en el Vaticano al detonar la noticia: “¡il santo padre non è stato trovato!”; y es que en puridad, en el tiempo durante el cual el Papa estuvo encerrado en el ascensor, la situación en la Iglesia fue, de facto, de “sede vacante”, por lo que habría que haber recurrido al camarlengo para evitar ese vacío de poder.
Luego está el asunto de que hubiera que avisar a los “vigili del fuoco”. ¡Hombre, eso para un cristiano de base, pero para el Vicario de Cristo! Yo suponía que el Papa, ante una incidencia como esa, alzaría al techo del ascensor la mirada (no con la intención de salir por el mismo, eso sólo se hace en las películas), y con los ojos glaucos, pronunciaría la bíblica frase: “Eli, Eli, lema sabachtani”. Pero los bomberos…
En fin creo que hoy se está analizando en el Colegio Cardenalicio el asunto. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia.
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