Quiero dedicarle hoy unas líneas a Joan Coma i Roura, concejal de la CUP en Vic, que ha alentado a los ciudadanos a toser en la cara a los militares para que “se marchen de Cataluña y no vuelvan más”. No es porque él merezca mi atención, ya que normalmente no suelo responder a este tipo de rebuznos. Lo hago precisamente porque esos a los que quiere toser en la cara, no le pueden contestar.
Tengo malas noticias para usted, señor (es una forma de hablar) Coma. Aunque usted no lo sepa, a esa persona de uniforme que tiene delante, las toses, aunque estén cargadas de virus letales, le acojonan más bien poco. Probablemente haya pisado las zonas de operaciones de Irak, Afganistán, Líbano; y si es veterano, también Bosnia y Kosovo. En todos esos lugares no le han tosido en la cara, le han disparado y bombardeado; ha hecho muchas patrullas, a pie y en blindados, de día y de noche; ha escoltado muchos convoyes de ayuda humanitaria; y, a veces, lamentablemente, ha visto despanzurrado a algún compañero por una mina. Todo ello para proteger a la población civil de esas zonas de la barbarie, y paliar, en la medida de lo posible, la sinrazón de las guerras. Guerras que, por cierto, provocan políticos como usted que nunca luchan en ellas. Así que no se esfuerce. Sus toses en la cara solo le harán descojonarse de risa.
Pero sabe lo mejor de todo, señor (sigue siendo una forma de hablar) Coma, que si esa persona de uniforme a la que desprecia, lo viera a usted tirado en el suelo, en medio de la calle, tosiendo, echando espumarajos por la boca y retorciéndose de dolor, no tendría ningún problema para recogerlo y llevarlo a donde pudieran atenderlo y prestarle auxilio. Porque su miedo, que lo tiene como todo ser humano, se lo guarda en uno de los bolsillos del uniforme cuando sale de su casa, y lo saca luego, cuando se queda solo y hasta es posible que llore un poco, porque la tensión juega muy malas pasadas.
¿Está usted seguro de que sus convecinos serían capaces de hacer lo mismo?