Lun 20 mayo 2024
Mi casa
Mas Poemas
Últimas Publicaciones
Eso lo sabe el más lerdo
Bien lo diga Agamenón, o lo diga su porquero, delegar no es transferir: eso lo sabe el más lerdo. Y aunque lo afirme Marlaska en la mitad del albero, o...
Quiero Verlo
El primo de Zumosol
En el año 2018 publiqué en el blog un artículo con el título de Europa fracasará, de nuevo. https://laoctavasilla.com/europa-fracasarade-nuevo/ Posteriormente,...
Quiero Verlo
A mi padre
Finalista en el X Certamen Literario «Universidad Popular de Almansa»  ¿Qué hay detrás de ti, si ya no eres? ¿Si apenas recuerdas el nombre de tu hijo? ¿Si...
Quiero Verlo
El volcán
Finalista en el IV Concurso de Sonetos «Hernán de Usero», del Ateneo Literario de Artes y Ciencias de Puerto Real, Cádiz.   El volcán La tierra reventó,...
Quiero Verlo
El trato
Finalista en el IV Concurso de Microrrelatos de la Asociación Cultural «Aguanaj» Era casi mediodía y hacía mucho calor. Lucía caminaba lentamente por la...
Quiero Verlo
El segundo premolar
Publicado por la Fundación Círculo de Burgos. Edición Círculo Creativo. VI Concurso de Microrrelatos. Pidió un paño, vinagre y un poco de sal para cortar...
Quiero Verlo
Donde dije digo...
En la cima del Cervino lanza al aire su lamento. Puigdemont no está contento: pide cava y le dan vino. Si aquí no cambian las cosas —dice mostrando su...
Quiero Verlo
El año que no hubo otoño
PUBLICADO EN LA ANTOLOGÍA DEL IV CERTAMEN LITERARIO DE «ENCINAS REALES»   Te imagino rompiendo mis abrazos, y en mi sueño me despierto solo. Por la...
Quiero Verlo

PRIMER PREMIO EN EL  «XXXII CERTAMEN LITERARIO SANT JORDI»

Mi casa

 

Yo sueño con un pueblo entre montañas,

dormido en el silencio y en el tiempo;

con mi casa cubierta de pizarra

y un sol débil y tímido de invierno.

En el ángulo sur de la terraza,

se levantan airosos mis dos fresnos

que al final de la poda siempre dejo

quizás muy desmochados, lo confieso.

Si bajo la escalera y doy diez pasos,

estoy junto al manzano y el cerezo;

y un poco más abajo, junto al río,

el bosque desvestido de febrero

me deja  ver las aguas cristalinas

avarientas de brillos y reflejos.

Deslizo  suavemente la mirada

hacia el valle profundo, y me entretengo

en las copas de robles y castaños

que, silentes, soportan el invierno.

Y en el confín al que la vista alcanza,

la nieve se interpone entre los cerros

y las nubes, cargadas de amenazas,

que esperan impasibles su momento.

Aspiro el aire azul de la mañana,

dejando que se quede muy adentro,

envidioso de todas las fragancias

que quisiera tener y que no puedo.

Lentamente regreso a la terraza,

contemplando al pasar el muro nuevo:

los fósiles, las vetas coloradas de las piedras…

Cruzo el porche y luego

me acerco hasta la silla donde Ella

deshoja el mediodía a ritmo lento.

Su invernal palidez busca afanoso

un raquítico sol que, con esfuerzo,

se empeña en sonrojar sus dos mejillas,

en un intento vano y pasajero.

Busco asiento a su lado, y me acurruco

al olor de sus manos y su pecho,

esperando el regalo compartido,

con sabor a naranja, de sus besos.

3 respuestas

  1. Ya sabes Luis que me encantan tus versos y relatos pero éste en particular me llena de sentimientos y recuerdos que me acercan al sabor de mi tierra natal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Apúntate a mi canal

Loading