No me digan ustedes que esta España nuestra no es para partirse. Lo cuentas y parece un chiste; uno de esos que ahora recibimos a cientos por wasap, que luego te tiras media hora eliminándolos del móvil. Pero no, es verdad. Lo leo, lo releo y no me lo creo. Pero sí, es verdad: Una concejala del PP de la “Mancomunidad de municipios de la Costa del Sol-Axarquía” (manda huevos que diría Federico Trillo) asiste al pleno municipal cómodamente reclinada – moño en el pelo y gafas de sol – en una hamaca, con el mar al fondo. Y la tía va y dice que es por conciliar ¿Conciliar? No sé qué es peor si el hecho o la excusa.
- Niño, tráete otra cervecita. ¿Me se escucha? Que sí, voto que sí.
- Oye, niño, tráete también unas cañaillas. ¿Cómo? No, no; ni hablar. A eso voto que no.
- ¡Borja, venacapacá! (que diría Sabina) ¡Que jartura de playa! Y todo por conciliar. Perdón, perdón, me puede repetir la moción, que es que s’a cortao.
Paola Moreno; así se llama nuestra concejala conciliadora, y parece – según los plumillas -, que no es su primer desliz en esto de la “conciliación”.
El malagueño PSOE ha puesto en el grito en el cielo. Y tiene razón ¡coño! Que todo tiene un límite. Una cosa es cesar a un coronel de la GC un domingo por la tarde, – “que ya lo tenía previsto, que sí; lo que pasa es que el viernes me lie, me dieron las tantas y por no dejarlo para el lunes pues el domingo, como no hay futbol ni nada pues me puse a cesar un poco”. Y otra ¡muy distinta! asistir al un pleno desde la playa y encima en una hamaca. Porque si usted se pone en una silla, pues tira que va, pero ¡la hamaca! eso es símbolo del relax aquí y en la china de Mao (bueno, y en la de ahora también), y a poco que le demos una vuelta es filofascista.
En su descargo debemos decir que ha dicho que “lo siente mucho y que no lo volverá a hacer”; y eso, en España, es Realmente encomiable.