Jue 24 febrero 2022
Habitación “suite”
Mas Artículos
Últimas Publicaciones
VERANO
PRIMER PREMIO EN EL X CERTAMEN LITERARIO «CONSTANCIO ZAMORA MORENO» VERANO Hombre segando Siervo de un amo al que desprecias, al que insultas entre dientes,...
Quiero Verlo
La mula Rubia
PRIMER PREMIO XXIII CONCURSO DE RELATOS «VÍCTOR CHAMORRO» Al salir de la curva, a Paco le pareció ver a alguien apoyado en uno de los olivos que había...
Quiero Verlo
Fallado el CONCURSO RELATOS «VÍCTOR CHAMORRO» 2025 a favor de Antonio Luis Vicente Canela
ACTA DEL FALLO DEL XXIII CONCURSO DE RELATOS BREVES «VÍCTOR CHAMORRO» 2025. Reunidos en asamblea los miembros del Jurado Dª. Greta Crespo Fernández, D....
Quiero Verlo
La vida del teniente coronel Canela: entre las operaciones especiales en Irak y la poesía en Alicante
Entrevista de Asturias Exterior>la nueva España, por Eduardo Lagar, 12 de agosto de 2025 Este militar avilesino jubilado, miembro de la directiva del...
Quiero Verlo
A mi padre
Finalista en el X Certamen Literario «Universidad Popular de Almansa»  ¿Qué hay detrás de ti, si ya no eres? ¿Si apenas recuerdas el nombre de tu hijo?...
Quiero Verlo
El volcán
Finalista en el IV Concurso de Sonetos «Hernán de Usero», del Ateneo Literario de Artes y Ciencias de Puerto Real, Cádiz.   El volcán La tierra reventó,...
Quiero Verlo
El trato
Finalista en el IV Concurso de Microrrelatos de la Asociación Cultural «Aguanaj» Era casi mediodía y hacía mucho calor. Lucía caminaba lentamente por la...
Quiero Verlo
El segundo premolar
Publicado por la Fundación Círculo de Burgos. Edición Círculo Creativo. VI Concurso de Microrrelatos. Pidió un paño, vinagre y un poco de sal para cortar...
Quiero Verlo

¿Su casa está construida con “perspectiva de género”? ¿No? Pues tiene usted un problema. ¿Tiene usted una habitación «suite» con baño incluido? Pues ya no tiene un problema: ¡tiene un problemón!, porque sepa que está utilizando usted, en beneficio propio, un espacio que pertenece a todo el «grupo de convivencia”. ¿¡Ah!, que tampoco tiene un “espacio diferenciado” para ejecutar el “ciclo  de lavado de ropa”? Oiga, vamos de mal en peor. Sí ya me dice usted que la cocina  no está unida al comedor, de forma que se visibilice claramente quién realiza las “tareas de cocinado de los alimentos”, mire, lo mejor es que vaya pensando en mudarse.

No se ría, no. Le hablo a usted muy en serio. O su casa cumple con todas las condiciones que le he mencionado —y alguna más—, o es posible que en el futuro tenga que pagar algún impuesto especial por vivir en una vivienda diseñada según el rancio esquema del heteropatriarcado: es lo que hay.

Si es que hemos ido claramente a peor; sin ir más lejos, la casa de mis abuelos paternos ya estaba diseñada con “perspectiva de género” —aunque entonces nadie lo sabía—. No había ninguna habitación que jerarquizara el espacio incluyendo un baño, porque no había baño —ni en las habitaciones, ni en ningún sitio—, y todo el «grupo de convivencia» cagaba en el pajar, bajo la bóvida mirada de las vacas, en un espacio “no binario” y completamente desjerarquizado. La cocina y el comedor estaban integrados en un único espacio, entre otras cosas porque comíamos en la cocina; en el resto de la casa no había lumbre y hacía demasiado frío. Y el espacio para ejecutar “el ciclo de lavado de ropa” estaba perfectamente diferenciado: era la ribera, donde, en un agua helada, mi abuela y mi tía lavaban la ropa. Sí: mi abuela y mi tía, porque mi abuelo y mi tío llevaban desde el amanecer arando detrás de una yunta de bueyes.

Cuando yo nací mis padres vivían en una casa con derecho a cocina. A los cinco años nos mudamos a una de las viviendas sociales que la empresa, en la que trabajaba mi padre, construyó para sus trabajadores: poco más de sesenta metros cuadrados, donde el mayor lujo era un cuarto de baño con media bañera, y la primera habitación en la que dormí solo fue en la de un hotel.

Hoy, después de cuarenta y dos años de matrimonio y otros tantos de  curro, mi mujer y yo vivimos en un chalet pareado, con cuatro habitaciones, dos cuartos de baño y un aseo. En el jardín tenemos una barbacoa y, sí: lo reconozco, la “urba” tiene piscina. En el garaje hay dos coches y una moto, y los viernes salimos a cenar con los amigos: ¡Un escándalo!

Lo paradójico es que alguno de los que ha escrito esa serie de imbecilidades que acabo de relatarles, se habrá criado en una casa donde a la “filipina” de turno la hacían entrar por la puerta de servicio. ¡Hay que joderse!, y perdonen ustedes, pero hay veces que sólo el lenguaje soez es capaz de reflejar lo que uno siente ante tanta estupidez.

2 respuestas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Apúntate a mi canal

Loading
La Octava Silla
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.