Mopongo
Eso lo sabe el más lerdo
El primo de Zumosol
Donde dije digo...
DE NUEVO LA BANANA
«Gente gorda»
EL DIPUTADO ERREJÓN
¡Oh, tú!, Amnistía
A Sísifo
De tomates, y otras frutas y hortalizas
¡Qué dura es la vida!
DESARME, ALTA VELOCIDAD Y…SUS CONSECUENCIAS
DINKS
Calafatear
Las elecciones y el «Efecto Casandra»
«Hasta el último ucraniano»
De Odiseo a Proserpina
A la Bandera le da igual
As bestas
El Día de la Marmota
«Cambalache»
Los Reyes Magos y el anarquismo
¡Si hubiéramos ganado el Mundial!
Acción de Gracias
Fútbol y Derechos Humanos
¡Oiga, yo ni un duro…!
Querido Pablo
Los Cinco
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Proponer o no proponer...
El cencerro
La V invasión vikinga
El Metaverso
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El Silbo gomero
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El faltoso
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No a los polvorones
Voluntad de Vencer
Habitación “suite”
Efecto Tanxugueiras
No queda, solo hay fila quince y detrás de la columna.
La "mesa" de Putin
Ponnos un güisqui
FILOMENA: EL FIN DE UN MITO
EL NEGOCIADOR QUE LO NEGOCIE...
NO SE PREVIÓ
FISCALIDAD PROGRESIVA
El negociador que lo negocie, buen negociador será.
El historiador ateniense Tucídides, (460 – 396 a. C.) narra un diálogo entre emisarios atenienses y representantes de Melos, una pequeña Ciudad-estado que Atenas quería anexionarse. En dicha “Mesa de Diálogo”, los atenienses, ante las protestas de los melios, les explican que no están interesados en determinar si su propuesta es correcta o incorrecta, o si se atiene, o no, a derecho. Sus intereses se limitaban a: “lo que es conveniente, puesto que las razones de derecho intervienen cuando se parte de una igualdad de fuerzas, mientras que, en caso contrario, los más fuertes determinan lo posible y los débiles, lo aceptan”.
El diálogo de Melos, en el que los atenienses mantienen la idea de que una necesidad natural provoca que el fuerte domine al débil, refleja lo que se ha denominado la Teoría de la Imagen del Poder: el poder depende de cómo un Estado (o un individuo) es percibido por los demás. Si la percepción es fuerte, es fuerte, si se lo percibe débil… A los atenienses les sirvió como excusa para conquistar Melos, ya que su mera independencia era un signo de que Atenas no tenía poder suficiente para conquistarlo.
Aquello acabó mal. Los atenienses dieron muerte a todos los melios en edad adulta y redujeron a la esclavitud a los niños y las mujeres.
Hoy, afortunadamente, se negocia de otra manera: o quizá no. Claro que yo creo que los melios no hubieran tentado a la suerte con una provocación, como sí hizo ayer Pere Aragonés retirando la bandera de España durante su intervención. Esa provocación, que no deja de ser en sí misma ridícula, ya que se aproxima más a una falta de educación, seguro que hizo las delicias del independentismo más paleto, y fue encajada como un gancho de izquierda por Pedro Sánchez; pero a los melios les hubiera costado un disgusto. Seguro.
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