Vuelve a las portadas una banana
por generar pingüe beneficio:
la famosa Banana de Maurizio,
que ha sido subastada esta semana.
Adherida con cinta americana
a una blanca pared, cerca del quicio,
indiferente soporta el cruel juicio
de los que la definen chabacana.
Y aunque muchos pusieron objeciones
la ha conseguido un chino millonario
que ha pagado algo más de seis millones.
Pero a pesar del nuevo propietario
continua siendo un bodrio de cojones:
la burla soterrada de un corsario.
Un comentario
Bien expresado, Luis, con versos de humor mordaz y crítico. Lo ridículo, en un mundo de esnobs ignorantes, se vuelve arte. Y el plátano se corona como rey en ese universo bananero de estúpidos pedantes.