Mopongo
Eso lo sabe el más lerdo
El primo de Zumosol
Donde dije digo...
DE NUEVO LA BANANA
«Gente gorda»
EL DIPUTADO ERREJÓN
¡Oh, tú!, Amnistía
A Sísifo
De tomates, y otras frutas y hortalizas
¡Qué dura es la vida!
DESARME, ALTA VELOCIDAD Y…SUS CONSECUENCIAS
DINKS
Calafatear
Las elecciones y el «Efecto Casandra»
«Hasta el último ucraniano»
De Odiseo a Proserpina
A la Bandera le da igual
As bestas
El Día de la Marmota
«Cambalache»
Los Reyes Magos y el anarquismo
¡Si hubiéramos ganado el Mundial!
Acción de Gracias
Fútbol y Derechos Humanos
¡Oiga, yo ni un duro…!
Querido Pablo
Los Cinco
Unidas...ya no Podemos
Proponer o no proponer...
El cencerro
La V invasión vikinga
El Metaverso
Transporte público
El Silbo gomero
El Emérito ¡eh!
Vaya racha
El faltoso
Un pelotón de soldados
No a los polvorones
Voluntad de Vencer
Habitación “suite”
Efecto Tanxugueiras
No queda, solo hay fila quince y detrás de la columna.
La "mesa" de Putin
Ponnos un güisqui
FILOMENA: EL FIN DE UN MITO
EL NEGOCIADOR QUE LO NEGOCIE...
NO SE PREVIÓ
FISCALIDAD PROGRESIVA
Sentado en mi sillón heteropatriarcal, con la calefacción a 20 grados (he bajado un grado siguiendo las órdenes del señor Borrell) y un güisqui suficientemente cerca para poder remojar el gaznate de vez en cuando, reflexionó sobre todas las cosas que puedo hacer para joder a Putin.
En primer lugar, dejaré de comer ensaladilla rusa, y eso que me encanta. No tomaré tampoco filete ruso, aunque ya no lo comía, pero lo importante es la intención. No volveré a subirme a la montaña rusa, ni subiré a mis hijos — tampoco creo que me dejaran, porque tienen 40 años—, ni a mis nietos, entre otras cosas porque no tengo nietos por culpa de esos…Pero esa es otra historia.
Haré añicos los discos que tengo de los Coros del Ejército Ruso. Y no volveré a beber vodka ni a gritar ¡Nasdrovia! Y porque no tengo perro, que si no le cambiaría el nombre de Laika y le pondría Rin-tin-tin; pero ya digo que, perro, no tengo.
Porque todo eso sí que le hará daño a Putin, y no las armas que ha enviado el gobierno ¡que parece mentira! La Belarra y la Montero tienen más razón que un santo; bueno, lo de “que un santo”, a lo mejor no es lo más adecuado, ¡pero tienen mucha razón!
Yo creo que lo que habría que hacer es crear un teléfono de esos de “atención 24 horas” para que llamaran los ucranios cuando los estén bombardeando y que los atendiera un equipo de psicólogos. ¡Ah! y poner las banderas a media asta: eso por supuesto.
Pero sobre todo y por encima de todo, les exhorto a que la próxima Navidad no compren ni consuman polvorones.
PD: también había tirado unas matrioskas a la basura; pero cuando vino mi mujer del trabajo se puso como una fiera y tuve que ir a por ellas. Me puse perdido para sacarlas otra vez del contenedor.
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4 respuestas
Y dos huevos duros… Porca miseria
En el teléfono de atención tendrían que estar Belarra y Montero
Jajaja, me uno a la campaña. Dejaré de comer ensaladilla rusa porque la cambiaré el nombre, tampoco subiré a la montaña rusa ( ya tengo la excusa perfecta para no hacerlo), dejaré de beber vodka y reinvidicaré la sidra asturiana, que es mucho más sociable, aunque ahora no podamos compartir el vaso. Si, me uno a la campaña para demostrar mi apoyo a los ucranianos.
Polvorones sí