No te preocupes, Nogueras, a la Bandera le da igual. Ella está acostumbrada a que la ensalcen, la veneren, le rindan homenaje, pero también a que la pisoteen, la quemen, la denigren, la desprecien, y ¿sabes qué?: le da igual. Porque Ella está por encima de todo eso. Aunque la representen, Ella se sabe intangible. Aunque intenten ocultarla, Ella se sabe omnipresente. Aunque la ultrajen, Ella se sabe inmortal. No la envanece el mástil, por alto que la ice, ni la empobrece la tela por humilde que sea. Le da igual que la escolte una compañía de Infantería, o que la agite la mano de un niño. Tu «tímido gesto» sólo la hace sonreír, porque -tú no lo sabes-, pero ella te comprende y es tan generosa que, aunque la niegues, ella nunca renegará de ti. Nunca preguntará cual es tu «color», o por qué «senda» transitas, porque, a Ella, no le gusta que la monopolicen, que la enarbolen defendiendo una idea determinada, que la agiten en contra de alguno de sus hijos, que la constriñan a un territorio concreto.
El vituperio de muchos se alzará hoy contra ti. No te importe, Nogueras, porque Ella, tu Bandera, te defenderá frente a todos; defenderá tu derecho a apartala con el mismo coraje que si la hubieras besado. Muchos no lo entenderán…, quizá tu tampoco.