Fallado el CONCURSO RELATOS «VÍCTOR CHAMORRO» 2025 a favor de Antonio Luis Vicente Canela
La vida del teniente coronel Canela: entre las operaciones especiales en Irak y la poesía en Alicante
Donde dije digo...
DE NUEVO LA BANANA
«Gente gorda»
¡Qué dura es la vida!
DESARME, ALTA VELOCIDAD Y…SUS CONSECUENCIAS
DINKS
Calafatear
Las elecciones y el «Efecto Casandra»
«Hasta el último ucraniano»
A la Bandera le da igual
As bestas
El Día de la Marmota
«Cambalache»
Los Reyes Magos y el anarquismo
¡Si hubiéramos ganado el Mundial!
Acción de Gracias
Fútbol y Derechos Humanos
¡Oiga, yo ni un duro…!
Querido Pablo
Los Cinco
Unidas...ya no Podemos
Proponer o no proponer...
El cencerro
La V invasión vikinga
El Metaverso
Transporte público
El Silbo gomero
El Emérito ¡eh!
Vaya racha
El faltoso
Un pelotón de soldados
No a los polvorones
Voluntad de Vencer
Habitación “suite”
Efecto Tanxugueiras
No queda, solo hay fila quince y detrás de la columna.
La "mesa" de Putin
Ponnos un güisqui
FILOMENA: EL FIN DE UN MITO
EL NEGOCIADOR QUE LO NEGOCIE...
NO SE PREVIÓ
FISCALIDAD PROGRESIVA
HACE MUCHO CALOR
EN MANOS DE DIOS
KEEP PRESING
PALABRAS PARA UN FIN DEL MUNDO
SHORT METTING
QUE LE PONGAN UN CRESPÓN A LA MEZQUITA…
Ayer domingo, en lo de Évole, volvieron a abofetearnos con la segunda parte del triste espectáculo de ver a Miguel Bosé haciendo el ridículo. Y ni tan siquiera eso, porque hay ridículos que, si se hacen con estilo, con gracia, pues sonríes y ya está.
Las personas que están expuestas a los MCS, tienen muchas posibilidades de meter la pata y quedar en ridículo: no se puede estar sembrao las veinticuatro horas del día. Además, los que trabajan en el mundo del espectáculo, precisamente por representar en ocasiones situaciones grotescas, las suelen manejar bien, y no les cuesta rectificar y reconocer una actitud risible o extravagante. Deberían aprender de ellos los políticos, educados desde pequeñitos (políticamente hablando) en sostenella y no enmendalla, y que como las tropas bien adiestradas no retroceden jamás: mandan media vuelta y siguen “avanzando”.
Ayer, la mirada de Bosé era, seguramente, como la que debió ver Sancho cuando bautizó a su Señor como “El caballero de la triste figura”. Una mirada como de orate que acaba de regresar del ayuno en el desierto, y que daba un poco de pena, la verdad; pero así es la vida.
Y mira que siempre he estado en contra de esa especie de absolución social que muchos otorgan gratuitamente a los que militan en el mundo del famoseo, disculpando las acciones (algunas muy graves), que no disculparían en ciudadanos corrientes y molientes. Pero ayer, sus afirmaciones y/o negaciones, eran tan disparatadas que creo, sinceramente, que no merece la pena hacer sangre, porque es más que evidente que bien, lo que se dice bien, no está.