P: ¿Diga?
Q: President, que soy yo.
P: ¿Qué pasa ahora?
Q: No, nada, que necesito ir al servicio.
P: ¿Otra vez? ¿Pero no habías ido ya esta mañana?
Q: Si, pero es que como es el primer día estoy un poco nervioso y…
P: Vale, vale, pero no tardes tanto como la última vez.
Q: Es que tengo que ir a la planta de abajo, si me dejaras utilizar el de tu despacho.
P: No insistas con eso. Ya te he dicho que no puede ser, ese es el váter del President.
Q: Bueno, bueno.
P: Y ¿cómo va lo que te encargué?
Q: Pues así así. Lo de pintar los coches oficiales de amarillo bien, pero las conselleras dicen que si han de llevar vestidos amarillos, necesitan zapatos y bolsos a juego, y claro, como eso tendría que ir en presupuesto aparte…
P: ¡Que contrariedad! Con eso no había contado. ¿Ves lo difícil que es gobernar? Hay que estar siempre pendiente de todo.
Q: Ya, ya. Además los de la CUP dicen que ellos corbata no se ponen, que en todo caso una palestina, y es que amarillas no hemos encontrado más que una empresa de Cádiz que las hace para los carnavales, pero como se sepa que son españolas ¡imagínate el escándalo!
P: Sí, sí, esos detalles hay que cuidarlos. Por cierto, que estoy un poco molesto contigo, Ayer te vi en la tele y no llevabas lacito en la solapa.
Q: Pero President, ¿cómo puedes dudar de mí? Sabes qué pasó, en el desayuno me manché la chaqueta con una rebanada de pan tumaca, y no tuve tiempo de ir a casa a cambiarme, así que me puse una que había por aquí del Oriol, que por cierto me queda grandísima, y con las prisas se me olvidó cambiar el lazo. Si me dejaras tener algo de ropa aquí en el Palau…
P: ¡Mira que estás pesadito con eso!
Q: Lo que tenemos muy avanzado es lo de tu escultura en las paredes de Montserrat. Hay ya varios proyectos, un poco caros, eso sí, pero bueno.
P: Has de tener una visión más internacionalista. En eso no hay que reparar en gastos, ¿crees que regatearon cuando hicieron las del Monte Rushmore?
Q: ¡Ah! También nos ha llegado una multa de tráfico.
P: Pero ¿cómo que una multa? ¿No irías con exceso de velocidad?
Q: No, no. Si es que yo había puesto el maniquí tuyo en el coche oficial a mi lado, como me mandaste, que le puse hasta el lacito en la solapa y todo, y van y nos paran los mossos porque iba sin el cinturón de seguridad; y yo le digo: pero si es un muñeco; ni muñeco ni hostias, va sin el cinto, me dice el tío. Total que le pido que se identifique y ¿adivina cómo se apellidaba?
P: No sé ¿cómo?
Q: ¡García González!
P: No me digas más. ¡Un españolista¡
Q: Así están las cosas. Oye President, te dejo que…
P: Venga, vete al váter.