Jue 09 mayo 2019
De gallos y neorurales
Mas Artículos
Últimas Publicaciones
El primo de Zumosol
En el año 2018 publiqué en el blog un artículo con el título de Europa fracasará, de nuevo. https://laoctavasilla.com/europa-fracasarade-nuevo/ Posteriormente,...
Quiero Verlo
A mi padre
Finalista en el X Certamen Literario «Universidad Popular de Almansa»  ¿Qué hay detrás de ti, si ya no eres? ¿Si apenas recuerdas el nombre de tu hijo? ¿Si...
Quiero Verlo
El volcán
Finalista en el IV Concurso de Sonetos «Hernán de Usero», del Ateneo Literario de Artes y Ciencias de Puerto Real, Cádiz.   El volcán La tierra reventó,...
Quiero Verlo
El trato
Finalista en el IV Concurso de Microrrelatos de la Asociación Cultural «Aguanaj» Era casi mediodía y hacía mucho calor. Lucía caminaba lentamente por la...
Quiero Verlo
El segundo premolar
Publicado por la Fundación Círculo de Burgos. Edición Círculo Creativo. VI Concurso de Microrrelatos. Pidió un paño, vinagre y un poco de sal para cortar...
Quiero Verlo
Donde dije digo...
En la cima del Cervino lanza al aire su lamento. Puigdemont no está contento: pide cava y le dan vino. Si aquí no cambian las cosas —dice mostrando su...
Quiero Verlo
El año que no hubo otoño
PUBLICADO EN LA ANTOLOGÍA DEL IV CERTAMEN LITERARIO DE «ENCINAS REALES»   Te imagino rompiendo mis abrazos, y en mi sueño me despierto solo. Por la...
Quiero Verlo
DE NUEVO LA BANANA
Vuelve a las portadas una banana por generar pingüe beneficio: la famosa Banana de Maurizio, que ha sido subastada esta semana. Adherida con cinta americana a...
Quiero Verlo

Habrán visto ustedes el vídeo en Internet y la noticia en los informativos de las cadenas nacionales: «Un juez cierra un gallinero en Soto de Cangas (Cangas de Onís, Asturias) ante las quejas del propietario de un hotel rural por que el canto de los gallos molestaba a los huéspedes».

La verdad es que hay diferentes versiones del asunto y no todas coincidentes, pues parece que no ha sido el auto de un juez, sino el ayuntamiento de Soto el que ha abierto expediente sobre la base de la falta de licencia para la actividad (cría de gallinas).

Pero más allá de si media en el asunto juez o ayuntamiento, la cuestión es que un paisano mío, más cabreado que don Pelayo cuando al volver de Córdoba, Munuza (que era el moro que entonces mandaba en Gijón) lo llamó “cuñao”, y quien, por cierto, también se fue a Cangas de Onís a rumiar su cabreo, despotrica en el vídeo contra el turista rural, intercalando profusamente juramentos sobre el hecho en cuestión.

El problema del neorural de fin de semana, es que está contaminado y es incapaz de sentirse a gusto en la naturaleza real, tan diferente de la que él idealiza desde el sillón de su oficina contemplando bucólicos paisajes en la pantalla del ordenador.

Así, cuando llega al paraíso soñado y se baja del todoterreno, la niña pisa una boñiga de vaca (porque nunca ha visto ninguna) y su padre se cabrea porque “el campo está sucio”; las cuadras huelen mal, porque en ellas hay animales que cagan a diario (varias veces); el río hace ruido por la noche y no les deja dormir y sí: ¡los gallos cacarean a las dos de la mañana!

—¿Pero éstos no cantaban al alba? Si yo lo he leído en algún sitio…

Cualquiera que se haya criado en el campo, sabe que los gallos cantan a las horas y a las deshoras; que las campanas del reloj de la iglesia del pueblo tocan los cuartos, las medias y las horas; que las vacas a las siete, si no las ordeñan, ya están mugiendo pidiendo que les acaricien las ubres; que los perros ladran aunque los vecinos no cabalguen; que los pájaros se ponen a veces muy pesados y te entran ganas de coger la escopeta y liarte a tiros, que estás hasta los “güevos” de los trinos.

Lo que el campo no es, desde luego, es una jaula de Faraday en la que te metes con un libro y un gin-tonic para aislarte del mundo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Loading