Si Maquiavelo reescribiera de nuevo El Príncipe, no me cabe la menor duda de que su modelo político sería Pablo Iglesias. Pocas veces he visto una sagacidad como la que él demuestra a la hora de calcular sus gestos. El que piense que su aparición con esmoquin en la Gala de Los Goya, es algo baladí…se equivoca. No sé si hubo connivencia entre Rivera y él, pero desde luego a Sánchez lo dejaron con el culo al aire. La nueva política es así: voy en mangas de camisa a ver al Jefe del Estado y de esmoquin a la Gala del cine español.
Reflexionemos: los Goya reúnen a lo más granado de la cultura del momento (bueno, casi); y todos se ponen de gala, aunque son “muy de izquierdas y mucho de izquierdas.” Pero esa noche es un pecado venial, y al igual que ocurría con los pecadillos de adolescente, si había verdadero propósito de la enmienda, recibías la absolución. Así que me compro un esmoquin, que tampoco es tan caro, y además me garantizo que al día siguiente de lo único que se va a hablar es de mí (niño de Bescansa dos).
Me queda la duda de si el esmoquin lo habrá pagado el Partido o no. Yo creo que hay motivos más que sobrados para que lo pague, siempre puede servirle luego a otro que lo necesite, aunque en cuestión de quien paga los trajes, ya se sabe que en este País hay que andarse con cuidado.
No desaparece, sin embargo, la coleta, tampoco hay que pasarse, que uno puede pedir langosta en el restaurante para cenar, pero para volver a casa nada de taxi, se vuelve en metro.
Todo esto pasará. Pasarán las mangas de camisa y el esmoquin, que no son sino elementos de transición; porque en el fondo, tras desaparecer el cuello mao sólo queda un símbolo para identificar a los verdaderos revolucionarios, a aquellos que son capaces de darlo todo por la causa, me refiero al chándal. No creáis que Pablo no ha sopesado ya el asunto. Pero claro, en España no se presenta la cuestión como un asunto fácil de resolver. Los colores de nuestra Bandera actual no son, precisamente discretos, (nacieron para no serlo). Y además está el problema de las autonomías. Es decir que un chándal “plurinacional” debería tener como base los colores rojo y gualda, e incluir, de alguna manera, aquellos que forman parte de las banderas autonómicas. Así que habría que pensar en un diseño que…no sé, tal vez en el cuello y los puños…difícil cuestión, pero no irresoluble, ya que en la política actual, ya se sabe que tendiendo puentes y dialogando no hay nada imposible.