El presidente Rajoy debería contratar a algún sociólogo más como asesor de su gobierno. Digo esto porque un sociólogo medianito, sin master ni nada, le habría explicado el Teorema de Thomas, y le habría librado de la zozobra en la que vive sin saber si el president Puigdemont ha declarado, o no, la Republica catalana. Y es que el estadounidense William Thomas (1863-1947), nos hizo ver la capacidad del grupo para convertir en reales situaciones al suponerlas como tales, y adecuar su conducta a esa situación.
Thomas ejerció como profesor de sociología en las universidades de Chicago, y Nueva York. Fue presidente de la American Sociological Society y fundador (junto con Mead) de la corriente que se conoce como Interaccionismo Simbólico. Enunció su Teorema en 1923, y éste ha sido fundamental en la Sociología del Conocimiento. Traducido al castellano, podría enunciarse como sigue: “Si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias”. De él se deriva la “profecía autocumplida”, predicción que una vez hecha es, en sí misma, la causa de que se haga realidad.
Es, pues, irrelevante la interpretación semántica que hagamos del retorcido discurso del president. Al margen de que Puigdemont declarase, o no, la república, los elementos constitutivos de la sociedad catalana y española ya lo han percibido como real. Buena prueba de ello son la huida de empresas y capitales, la reacción ciudadana y el soterrado pánico de Europa a una secesión unilateral dentro de sus límites.
Thomas mantenía que el ser humano es menos un producto natural que el resultado de las relaciones sociales de un determinado entorno sociocultural; y que su conducta surgía de cuatro deseos básicos: nuevas experiencias, reconocimiento, dominación y seguridad. A poco que ustedes se fijen, seguro que las reconocen todas en el Procés.