Mopongo
Eso lo sabe el más lerdo
El primo de Zumosol
Donde dije digo...
DE NUEVO LA BANANA
«Gente gorda»
EL DIPUTADO ERREJÓN
¡Oh, tú!, Amnistía
A Sísifo
De tomates, y otras frutas y hortalizas
¡Qué dura es la vida!
DESARME, ALTA VELOCIDAD Y…SUS CONSECUENCIAS
DINKS
Calafatear
Las elecciones y el «Efecto Casandra»
«Hasta el último ucraniano»
De Odiseo a Proserpina
A la Bandera le da igual
As bestas
El Día de la Marmota
«Cambalache»
Los Reyes Magos y el anarquismo
¡Si hubiéramos ganado el Mundial!
Acción de Gracias
Fútbol y Derechos Humanos
¡Oiga, yo ni un duro…!
Querido Pablo
Los Cinco
Unidas...ya no Podemos
Proponer o no proponer...
El cencerro
La V invasión vikinga
El Metaverso
Transporte público
El Silbo gomero
El Emérito ¡eh!
Vaya racha
El faltoso
Un pelotón de soldados
No a los polvorones
Voluntad de Vencer
Habitación “suite”
Efecto Tanxugueiras
No queda, solo hay fila quince y detrás de la columna.
La "mesa" de Putin
Ponnos un güisqui
FILOMENA: EL FIN DE UN MITO
EL NEGOCIADOR QUE LO NEGOCIE...
NO SE PREVIÓ
FISCALIDAD PROGRESIVA
Ya no quedan casi pícaros de iglesia en este País. Paco, Paco Sánchez, el hombre de los dos mil tumores, habría sido un gran pícaro de iglesia. Con su lastimera voz, con su enfermizo aspecto, hubiera rogado la limosna de forma que habría resultado difícil negarle unas monedas.
Galdós en su obra Misericordia, retrata magistralmente la mendicidad del atrio de los templos en la España de finales del XIX; sus jerarquías, sus intrigas…Paco hubiera encajado en ese mundo como anillo al dedo. Sus interpretaciones están a la altura de las que realizan, en esa gran película de Pedro Lazaga “Los tramposos”, un soberbio Tony Leblanc y su partenaire (Mariano Ozores) dándole el timo de la estampita a un paleto en las cercanías de la estación de Atocha.
Hace unos días escuchaba a un representante de la Policía Nacional, decir que el timo, la estafa, se había convertido en algo anodino: un individuo en cualquier parte del planeta, lanza desde un ordenador millones de mensajes que contienen un timo y a esperar el tanto por ciento inevitable de ingenuos. “Ya no hay arte en la estafa” decía el representante de la ley y el orden. Pues no es cierto. Ahí está Paco, Paco Sánchez con sus dos mil tumores, para demostrar que el mundo del Buscón, del Lazarillo, de Guzmán de Alfarache está más vivo que nunca.
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