Fallado el CONCURSO RELATOS «VÍCTOR CHAMORRO» 2025 a favor de Antonio Luis Vicente Canela
La vida del teniente coronel Canela: entre las operaciones especiales en Irak y la poesía en Alicante
Donde dije digo...
DE NUEVO LA BANANA
«Gente gorda»
¡Qué dura es la vida!
DESARME, ALTA VELOCIDAD Y…SUS CONSECUENCIAS
DINKS
Calafatear
Las elecciones y el «Efecto Casandra»
«Hasta el último ucraniano»
A la Bandera le da igual
As bestas
El Día de la Marmota
«Cambalache»
Los Reyes Magos y el anarquismo
¡Si hubiéramos ganado el Mundial!
Acción de Gracias
Fútbol y Derechos Humanos
¡Oiga, yo ni un duro…!
Querido Pablo
Los Cinco
Unidas...ya no Podemos
Proponer o no proponer...
El cencerro
La V invasión vikinga
El Metaverso
Transporte público
El Silbo gomero
El Emérito ¡eh!
Vaya racha
El faltoso
Un pelotón de soldados
No a los polvorones
Voluntad de Vencer
Habitación “suite”
Efecto Tanxugueiras
No queda, solo hay fila quince y detrás de la columna.
La "mesa" de Putin
Ponnos un güisqui
FILOMENA: EL FIN DE UN MITO
EL NEGOCIADOR QUE LO NEGOCIE...
NO SE PREVIÓ
FISCALIDAD PROGRESIVA
HACE MUCHO CALOR
EN MANOS DE DIOS
KEEP PRESING
PALABRAS PARA UN FIN DEL MUNDO
SHORT METTING
QUE LE PONGAN UN CRESPÓN A LA MEZQUITA…
Todas las revoluciones, sean de base social o de tendencia nacionalista, tienen sus “rufianes”. Son tipos duros, chulos por naturaleza y no exentos de un cierto empaque que manejan con una gran dosis de teatralidad. Su papel es fundamental en los conocidos como “períodos de crisis”, en los que su disciplina, voluntarismo y falta de escrúpulos, están al servicio de un gobierno centralizado especialmente necesario por las amenazas externas o internas que se viven, llegando generalmente en esta fase a la cima del proceso. Estos gobiernos iniciales están dirigidos por un grupo a las órdenes del líder, en el que un conjunto relativamente pequeño de adeptos monopoliza la administración, estableciendo tribunales especiales y no respetando las libertades individuales.
En The True Believer (El verdadero creyente) Eric Hoffer define el proceso a la perfección: “las revoluciones son preparadas por hombres de palabras, intelectuales; realizadas por fanáticos y, por último, domeñadas por hombres de acción prácticos”
Pero tras los procesos revolucionarios, las sociedades vuelven al orden previo a la crisis, y el ideal de una república feliz es abandonado, dándose una reacción en la que vuelven al poder los moderados. Es lo que se conoce como reacción termidoriana; en ella los rivales políticos regresan a las Instituciones. Los plebiscitos que fueron la base de la revolución, se restringen por temor a que acaben con el nuevo orden establecido, y los radicales son postergados y sus principales dirigentes son eliminados o desterrados. Es el fin de los “rufianes”.