La búsqueda de apoyos, vengan de donde vengan, para la propia causa no es algo que deba sorprender, ya que la Historia está llena de ejemplos en ese sentido. Claro que unos salieron bien y otros…regular.
Este cartel, en el que los independentistas catalanes piden el apoyo a los colectivos musulmanes afincados en Cataluña, con el atractivo eslogan de que “Todos seremos fundadores de un Estado nuevo”, no deja de tener su miga.
Pero como digo, no es la primera vez que desde solar ibérico se pide ayuda al otro lado del Estrecho. En plena guerra civil entre los visigodos de la Hispania del año 711, el enemigo político del rey Rodrigo, el witiziano Akila, se puso en contacto con Muza Ibn Nusayr, gobernador del norte de África. Muza ya andaba madurando desde hacía tiempo la idea “veranear” en la costa de Algeciras, y el conde don Julián, que regía entonces los destinos de Ceuta, le hizo de “agencia de viajes”. Así que le dijo a uno de sus lugartenientes llamado Tariq, que liara el petate y se diese una vuelta por Guadalete a ver como andaba la cosa. Tariq no se trajo mucha gente: unos 300 infantes y 100 jinetes. Pero cuando vio “la Roca”, se le puso un punto de megalomanía y le dijo a su jefe que le mandara 5000 guerreros más, que aquello prometía.
El resto está escrito. Muza cruzó el estrecho con 18.000 árabes y en cinco años dominó la Península (vale, ya sé que no toda, que no se me enfaden los asturianos).
Más allá de la ironía, única forma en la que soy capaz de abordar el dislate de la situación actual, no deja de ser ¿llamativo? que los colectivos independentistas catalanes, en este caso la ANC, que han manifestado una actitud intransigente y xenófoba con respecto a todo lo que genéricamente denominan “español”, le prometan a un pueblo con el que nos podrá unir la fraternidad, (esa une siempre a todos los pueblos) pero, desde luego, no una trayectoria cultural común, que serán, cofundadores de un “Estado nuevo”