VIAJAR EN GRUPO…SENIOR

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Viajar en grupo es una experiencia que, al menos una vez al año, cualquier sociólogo que se precie debería de realizar, ya que el pequeño universo que se  constituye en un grupo de viajeros haciendo turismo, es una fuente inestimable de experiencia. Si además el grupo es senior la cosa tiene su miga.

Lo de senior es un afán por evitar, como en tantas otras ocasiones, llamar a las cosas por su nombre. Es decir, la gente de más de sesenta y cinco años ya no es mayor, ni vieja, ni tan siquiera “tercera edad”, (ese eufemismo insoportable): es senior. Y es que lo de senior reviste unas características especiales que agudizan los comportamientos ultramontanos de quienes lo integran.

El Grupo senior suele iniciar el viaje disperso hasta su destino, y su  agrupamiento inicial en la cinta de recogida de maletas del aeropuerto, es el primer punto formal de conexión. Ahí da comienzo un reconocimiento visual mutuo, tratando de determinar quiénes pertenecen al Grupo. Una vez descartados los viajeros que se desplazan por trabajo, que suelen llevar lo puesto y una pequeña maleta en cabina, que no facturan y por tanto no acuden a la cinta, quedan los que viajan para largas estancias con unas maletas imposibles que solo de verlas ya le duele a uno la espalda. Pero al viajero senior se reconoce por que lleva una maleta mediana, acorde con la duración del viaje que suele ser semanal.

Recogidas las maletas, el guía (o la guía) comienza a agrupar a su “rebaño” para comprobar que no se le ha desmandado nadie. Si el guía se retrasa hay que estar muy atento a los primeros contactos espontáneos entre los distintos miembros del Grupo. Casi siempre comenzarán con un inocente ¿Ustedes son del Grupo? Y luego una serie de quejas relacionadas con la tardanza del guía. Esta relación inicial es fundamental porque es muy posible que condicione el resto del viaje: hay que elegir bien.

Después viene una cuestión no menor, que es la distribución de los asientos en el autobús que nos trasladará hasta el hotel. Los más avezados en viajes senior, saben que es fundamental la primera ocupación, pues hay una ley no escrita que impele a seguir ocupando el mismo asiento que se ocupó inicialmente, por lo que es importante moverse con rapidez desde la cinta de recogida de maletas hasta el autobús, y una vez allí no empeñarse en ayudar al conductor a subir el equipaje al maletero, si no dejarle a él esa tarea y subir rápidamente al vehículo. Los matrimonios bien instruidos saben que cada uno debe embarcar por una puerta diferente para elegir el mejor lugar posible entre los que se encuentren libres, y después, en función de la ventaja obtenida, ocupar un lugar u otro. Una vez realizada la conquista habrá que intentar mantenerla a toda costa y sin idea de retroceso. Pero como probablemente el guía advertirá que los asientos no están reservados, cada mañana habrá que espabilarse y robarle unos minutos a la obligada visita al baño tras el desayuno y a la subsiguiente toma de pastillas, para coger un buen sitio. Conviene pues, concitar una relación amigable con el conductor, ya que, en definitiva, dependemos del momento en el que éste decida abrir las puertas para poder subir al autobús. Si es nacional, hay que buscar elementos comunes con él, preferentemente basados en la procedencia, ya que en España eso sigue siendo algo determinante, Así pues, si el conductor es, pongamos de Murcia, se le mencionará el verano que se pasó en la Manga del Mar Menor o el Pregón del Bando de la Huerta (ojo con mencionar a Cartagena delante de un murciano). Si de Asturias, a una prima que vive en Soto del Barco y la fabada que se comió en Lugones. En cambio si es guiri, no quedará más remedio que recurrir al fútbol.

El guía de un grupo senior, tiene que tener un control imprescindible de determinados aspectos; a saber: en primer lugar debe establecer un calendario cuasi perfecto que integre distancias a recorrer y situación de los aseos a lo largo de la ruta del circuito. Esto incluye tanto los trayectos en autobús, como las visitas a pie. Debe asimismo llevar suficientes monedas de 50 cts. de euro, valor medio de la utilización del WC en la Europa comunitaria, en cuanto se abandonan las fronteras nacionales, para poder cambiar y evitar esperas que pueden tornarse trágicas en algún caso.

La condescendencia del guía con los grupos senior es inevitable. Comprobaremos como enfatiza una y otra vez, sobre los puntos de reunión, los horarios, la documentación etc. Da igual que usted dirija una empresa de 500 trabajadores o  dé clases en la universidad más prestigiosa de España. Tendrá la sensación de que el guía le considera incapaz de retener un lugar y una hora o de llevar el pasaporte en el control de acceso al aeropuerto.

Una vez iniciado el circuito, una de las primeras necesidades de los componentes del Grupo, será averiguar los lugares de procedencia de los demás. Esto es fundamental porque inicia el protocolo de las conversaciones en una búsqueda de afinidades que potencien la incipiente relación. Es conveniente tener una serie de tópicos a mano, pero sin pasarse, y controlar el uso excesivo e indiscriminado del estereotipo, que en algún caso nos puede dar un disgusto.

Un Grupo senior tiene vida propia y evoluciona a lo largo del viaje según parámetros no expresamente estandarizados. Sin embargo es posible concretar alguno de ellos. Por ejemplo, tras la visita al primer mercadillo veremos cómo aparece en alguno de los varones, ese cowboy que todos llevamos dentro y regresa al autobús tocado con un flamante sombrero de ala ancha (piel o fieltro). Es un sombrero que, una vez que finalice el viaje, jamás volverá a utilizar y que dormirá el sueño de los justos en cualquier armario, entre otras cosas porque jamás se atrevería a ponérselo en su día a día.

El Grupo se irá desinhibiendo progresivamente, con el paso de los días. Tras la fase de determinación de la procedencia geográfica, vendrá la fase familiar, en la que comenzarán a asomar por las “ventanas” de los móviles las fotografías de hijos y nietos. Esta fase puede resultar excesivamente agresiva si el modelo de móvil dispone de una gran capacidad de almacenamiento de datos.

Una fase muy interesante es la de empoderamiento del Grupo, que se manifestará mediante la exigencia de determinados cambios en los itinerarios, horarios o actividades. Ahí aparecerán los auténticos líderes, que, como todos los líderes, decidirán lo que es más conveniente para el Grupo con frases como: ¿no os parece? ¿Estamos todos de acuerdo, no? ¡Y ay de ti si discrepas! Porque serás automáticamente etiquetado como asocial.

La fase de establecimiento de subgrupos es bastante rápida. Estos en ocasiones vienen semiconformados y en otras responden a aleatorios agrupamientos iniciales. Conviene que los miembros de los subgrupos sean pares, ya que es raro que las mesas en los distintos restaurantes se organicen sobre la base de asientos impares, y siempre hay personas que se quedan descolocadas y se empeñan en ocupar mesas que el restaurador no tiene previstas para el Grupo, lo que supone una bronca con el guía y el tener que reubicar al personal con el consiguiente cabreo de mismo.

Otro elemento común de los grupos senior es la crítica generalizada de las costumbres del país al que se viaja, especialmente las gastronómicas. Ello, lejos de ser algo negativo, constituye un nuevo elemento de reafirmación de la identidad del Grupo, que se reconoce a sí mismo en el cuestionamiento de lo que le resulta ajeno. Así, se criticará la falta de aceite de oliva en el desayuno o la ausencia de tostador para el pan; la costumbre ¡tan rara! de cobrar las bebidas aparte, por no estar incluidas en el menú, o la cicatería a la hora de servir el pan, un alimento tan básico.

La capacidad de expresión de los miembros del Grupo en el idioma local o en inglés,  es determinante en la actividad denominada genéricamente “tiempo libre”. Es conveniente, por tanto, que en la fase de formación de los subgrupos se haya tenido en cuenta y haya alguien que controle medianamente como pedir un café cortado, algo tan desconocido fuera del solar patrio, si no quiere uno arriesgarse a que le traigan una bañera con poco café y un tetrabrik de leche. La procedencia geográfica juega un papel fundamental en este aspecto, y es de subrayar como hay naturales de regiones de España que no tienen ningún inconveniente para hacerse entender perfectamente por ejemplo en Alemania, sin hablar una palabra de alemán.

Llega el final del viaje y el Grupo (salvo los asociales) está ya totalmente cohesionado. Tras la fase de compras en el duty free del aeropuerto, en la que normalmente te cargas con cosas que también podrías conseguir en el centro comercial de tu barrio, e incluso más baratas, llega el embarque con un exceso de paquetes, que provoca algún roce con viajeros ajenos al Grupo y cuya falta de sensibilidad  les lleva a criticar que llenes todo el portaequipajes con las bolsas de tus compras.

Y por fin la cinta de recogida de maletas: de nuevo en casa. Pero todavía nos acecha uno de los momentos más peligrosos del viaje sin el cual la aventura estaría inconclusa: la formación de un grupo de whastapp.

Espero que hayan disfrutado del viaje.

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